El jabón es un producto que surgió ¡hace más de 4000 años! No sabemos con exactitud la forma en que fue creado, pero cuenta la leyenda que en la antigua Roma, en 2800 a.c, en el Monte Sapo se realizaban muchos sacrificios de animales para venerar a sus dioses. Con el tiempo, las grasas de dichos animales y las cenizas de las incineraciones, eran arrastradas monte abajo por la lluvia y todo esto llegaba al río Tíber, donde las personas de la comunidad iban a limpiar las ropas y otros textiles. El agua, al contacto con todas estas sustancias, asumía propiedades limpiadoras ya que, las grasas, al entrar en contacto con las cenizas y el agua, generan una reacción a la que hoy en día conocemos como el proceso de saponificación.
Desde la antigüedad, muchas civilizaciones han fabricado sus propios jabones usando diferentes ingredientes, desde grasas animales hasta cenizas derivadas de plantas, pero éstos no eran nada similares a los jabones que conocemos hoy. Unos arqueólogos encontraron unos cilindros antiguos de arcilla de hace miles de años que contenían restos de grasas y cenizas y gracias a este descubrimiento, es que sabemos de dónde viene la receta de los primeros jabones del mundo.
Por muchísimos siglos, la fórmula para la fabricación del jabón no cambió mucho, ya que éste era utilizado básicamente para la limpieza de textiles o para tratamientos medicinales y nunca fue considerado para la limpieza corporal. De hecho, durante el siglo XIV comenzaron a difundirse epidemias como la Peste Negra, donde millones de personas murieron, ya que a falta de higiene personal, la dispersión de esta epidemia fue mucho más rápida.
A partir de ese momento se empezó a considerar el jabón como una parte importante para el aseo personal y desde entonces comenzaron a surgir jabonerías y fábricas de jabón en algunas ciudades de Europa, donde reemplazaron las grasas animales por aceites vegetales, para hacer los jabones más amigables con la piel.
Con el descubrimiento de América, el jabón fue uno de los productos que trajeron los españoles al nuevo continente y no mucho tiempo después, comunidades americanas empezaron también a elaborar sus propios jabones con ingredientes locales.
Años después, en el siglo XVIII, el científico francés Nicholas Leblanc hizo un descubrimiento revolucionario; debido a la escasez de cenizas derivadas de plantas y maderas, Leblanc creó los cristales de sosa – una de las sustancias principales para fabricar jabón hoy en dia – a partir de la sal común y como resultado, los costos para fabricar un jabón se redujeron muchísimo. Con el tiempo y con el crecimiento de la industria del jabón, éste pasó de ser un artículo de lujo a uno de primera necesidad y desde entonces, los descubrimientos con materiales sintéticos sólo aumentaron.
A inicios del siglo XX, nacieron los primeros jabones detergentes y como fue una época de escasez en todo el mundo debido a las guerras, decidieron cambiar las grasas animales y vegetales por otros ingredientes químicos que resultaron ser mucho más económicos y fáciles de usar y fue así que poco a poco la industria del jabón creció y comenzaron a nacer fábricas en todo el mundo. A partir de ese momento, todo comenzó a crecer velozmente pero, desafortunadamente, el crecimiento masivo de esta y otras industrias, ha llevado a la contaminación de las aguas, ya que la polución que generan las fábricas y los residuos que dejan los productos de aseo a base de ingredientes sintéticos, terminan en el desagüe, perjudicando miles de especies animales y también nuestras fuentes de agua.
Hoy en día, gracias a la fácil difusión de información, se ha desarrollado una conciencia ambiental en miles de personas, que cada día buscan alternativas eco amigables para productos de uso diario. Nos enorgullece ser parte de esta “nueva era” del consumismo responsable, pues no solo fabricamos jabones biodegradables, sino que los hacemos a base del residuo tan contaminante que es el Aceite de Cocina Usado (ACU).
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